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Con la llegada de septiembre, colegios y universidades se preparan para afrontar un nuevo curso escolar. Tras estos años de pandemia y aprendizajes, cada vez son más los centros que buscan implementar medidas para proteger al alumnado, profesorado y personal. Esto incluye hacer mejoras en la calidad del aire interior.
Los beneficios de garantizar una adecuada calidad del aire en centros educativos van mucho más allá de controlar la Covid-19. Se ha demostrado que tomar medidas para su mejora tiene un impacto positivo en la salud de los estudiantes, pero también en aspectos clave del rendimiento como la concentración y las habilidades cognitivas. Las mejoras van desde menos ataques de asma y síntomas de alergia hasta puntuaciones más altas en pruebas y exámenes.
Pero, además, mantener la calidad del aire en las aulas no favorecerá solo al alumnado. Los beneficios derivados de estas inversiones son directos, tanto en materia de salud como desde un punto de vista económico:
Al igual que la Covid-19, la mayoría de virus respiratorios, como el de la gripe o los de los catarros, se transmiten por el aire a través de los aerosoles, que pueden acumularse en los espacios interiores mal ventilados y permanecer allí durante horas.
En las escuelas y universidades se producen las condiciones idóneas para favorecer la propagación de estos virus. Por lo general, se concentran varios alumnos en un aula cerrada en la que interactúan y participan a lo largo de la clase. Para reducir este riesgo, lo idóneo es invertir en medidores de CO2 y calidad de aire para asegurar una correcta ventilación. Si se consigue ventilar a tiempo y renovar el aire viciado por aire limpio, el riesgo de contagio disminuye drásticamente.
Esto repercutirá directamente en el centro educativo, evitando las bajas tanto del profesorado como de los alumnos.
Tener una buena calidad del aire interior también está relacionado con una amplia variedad de métricas de salud que no tienen nada que ver con la Covid-19.
Una calidad de aire deficiente puede aumentar los efectos en la salud a corto y largo plazo del alumnado y el personal, tales como: tos, irritación de los ojos, dolores de cabeza, reacciones alérgicas, agravar el asma y/u otras enfermedades respiratorias.
Casi 1 de cada 10 niños en edad escolar tiene asma, que es la principal causa de ausentismo escolar debido a enfermedades crónicas. Existe una evidencia sustancial de que la exposición ambiental interior a alérgenos (como ácaros del polvo, plagas y mohos) desempeña un papel en el desencadenamiento de los síntomas del asma. Estos alérgenos son comunes en las escuelas.
Asegurar una adecuada calidad del aire en las aulas ayudará a mitigar el efecto de estas enfermedades, reduciendo el absentismo y favoreciendo el bienestar y confort de alumnado y profesorado.
El desempeño general del alumnado disminuye si sufren enfermedades y faltan a clases, y también puede verse afectado por las ausencias o bajas del personal docente.
Pero, además de las consecuencias derivadas de las afecciones de salud, se ha demostrado la conexión entre las mejoras en la calidad del aire interior, ya sea por el aumento de las tasas de ventilación del aire exterior o por la eliminación de las fuentes de contaminación, y la mejora del rendimiento de niños y adultos.
Los niños en aulas con tasas más altas de ventilación de aire exterior tienden a lograr notas más altas en las pruebas estandarizadas de matemáticas y lectura que los niños en aulas con poca ventilación. Un estudio publicado por ScienceDirect concluyó que reducir la concentración de CO2 de 2,100 ppm a 900 ppm mejoraría el rendimiento de las pruebas psicológicas y las tareas escolares en un 12% con respecto a la velocidad a la que se realizan las tareas y en un 2% con respecto a los errores cometidos.
Es por tanto de gran interés para los centros educativos mantener una correcta ventilación, garantizando buenos niveles de CO2 y calidad de aire, para asegurar las condiciones óptimas para el estudio, impulsar al máximo la productividad y fomentar mejores resultados escolares.
La calefacción, iluminación y climatización suponen alrededor del 70% de toda la energía consumida en los centros escolares. La monitorización de la calidad del aire y CO2 en tiempo real permite optimizar estos sistemas en función de la ocupación y las condiciones ambientales, aportando importantes ahorros de energía y costes.
Es la base de la ventilación controlada por demanda (DCV) que, gracias a la incorporación de monitores de calidad del aire, permite regular la renovación de aire automáticamente según las necesidades reales. Nuestros dispositivos MICA miden de manera fiable y continua los principales parámetros que condicionan la calidad del aire interior, pudiéndose integrar fácilmente en los sistemas HVAC.
Este tipo de ventilación resulta el más eficaz para ayudar a los centros educativos a conseguir un doble objetivo: mejorar la salud de las personas y aumentarla eficiencia energética.
Sin embargo, actualmente la mayoría de centros educativos de España disponen únicamente de ventilación natural. En esos casos, medir la calidad del aire les permitirá saber cuándo es necesario abrir ventanas y cuándo no, con el consiguiente ahorro energético en calefacción o refrigeración.
Todo colegio y universidad se mide por el rendimiento de su alumnado, así como por la opinión que este tiene de la misma. Una escuela comprometida con la calidad del aire, que vele por la seguridad de los alumnos y que ayude a mejorar su desempeño será mejor valorada por los y las estudiantes y sus familias, y esto repercutirá en mayores matriculaciones en años venideros.
Por otro lado, estas medidas ayudarán también a mejorar la satisfacción del personal académico. En un estudio realizado con el profesorado de los centros educativos de Chicago, el 80% de los maestros informaron de que las condiciones de las instalaciones escolares eran un factor importante en la calidad de la enseñanza. Casi la mitad de los que calificaron sus instalaciones con una "C" o menos considerarían irse. El problema citado con más frecuencia fue la mala calidad del aire interior.
Por todo ello, merece la pena invertir en medidas para el control y mejora de la calidad del aire de las aulas, además de compartirlas públicamente. De esta forma los centros educativos pueden mostrar su compromiso con la salud, el bienestar y el rendimiento de su alumnado. En ese sentido, nuestros dispositivos ofrecen múltiples opciones para la visualización y comunicación de los datos.
Afortunadamente, cada vez son más las universidades y colegios que aplican estas buenas prácticas. Es el caso de la Universidad de Navarra, una de las universidades más reconocidas de España, que cuenta con dispositivos MICA Lite para el control de la calidad del aire en las aulas y seminarios de su Sede de Posgrado en Madrid.
Contáctanos para conocer todas nuestras soluciones de monitorización y mejora de la calidad del aire en universidades y centros educativos.